Vivió discretamente y con holgura
los años de aquel siglo tan violento,
el tiempo descarnado y macilento
escrito en encerado de amargura.
Escrita nos dejó la cuadratura
del círculo de un Dios seco y exento,
y el canto de un San Marcos virulento,
penúltimo y total en su angostura.
Se fue
don Victoriano a su espadaña
un Junio de
sanjuanes y feriados,
cuando el prado moría en la guadaña
y el pan brillaba en versos rastrillados.
Se fue Don Victoriano. Queda España
más huérfana, y sus hijos más callados.
MUSICA PARA EL POST
Genial. Sencillamente, eres GENIAL. Mi enhorabuena por tus sonetos.
ResponderEliminarMe gustaría conocerte. Un abrazo
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